Los árboles absorben CO2 de la atmósfera y generan oxígeno. Por tanto, son sumideros naturales de carbono. En cierta forma, plantar árboles es sembrar CO2.

Para ello, la Oficina Española del Cambio climático (OECC) del Ministerio para la Transición Ecológica otorga el sello “Calculo+Reduzco+Compenso”

Los árboles además de ser sumideros naturales de carbono aportan otros beneficios como la producción de alimentos, combustible, medicina, materiales de construcción, ocio, sombra, belleza, hábitat de fauna, agua y aire limpio, conservación el suelo, control de la erosión, protección contra las inundaciones, cortavientos. Todas estas acciones se denominan servicios de los ecosistemas.

Pero… ¿Es la plantación de árboles la mejor solución para el cambio climático?

Debemos tener en cuenta que un árbol no es un bosque maduro, eso conlleva al menos décadas, y requiere el seguimiento de las reforestaciones, con acciones de mantenimiento y cuidado. Muchas iniciativas de plantación de árboles no prevén ningún tipo de cuidado, por lo que los árboles no suelen sobrevivir.

Es más inmediato dejar que los bosques naturales existentes crezcan y protegerlos para que no desaparezcan. Normalmente los bosques viejos y sanos desarrollan resiliencia (capacidad de recuperarse de una perturbación importante) y resistencia (capacidad de recuperarse de perturbaciones menores)

Por la extensión que necesitaríamos para compensar todas las acciones humanas, entendemos que esta no puede ser la única solución.

Las microalgas necesitan CO2 para vivir, así que… porqué no usarlas para capturar las emisiones de este gas de efecto invernadero.

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