En cierto modo, cuando abres un libro es como si plantaras una semilla. Esta pequeña semilla va creciendo en tu interior, conforme avanzas las páginas, para forjar, quizás, tus sueños, o la personalidad que eres o serás en el futuro.
Los libros de Katsumi Komagata no tienen apenas texto, pero no importa, porque se cuentan solos. Porque son obras de arte realizadas en papel. Se tocan, se acarician, se huelen, se sienten. Porque rezuman sensibilidad en cada una de sus páginas, que se abren ante ti causando siempre asombro y mostrando toda su belleza.
En Little Tree (no existe versión española pero no importa), ponemos una semilla en las primeras páginas, y la vamos a ver crecer, hasta que el árbol desaparece.
«¿Cómo se ve el árbol de noche? ¿Cómo se desnuda cuando le caen las hojas? ¿Cómo crece, poco a poco, aunque no lo veamos?»